- Guisado Barrilado R. Problemas de la pared abdominal: hernias. En: Rayón E. Manual de Enfermería Medico-quirúrgica. Vol 1. Madrid: Editorial Síntesis; 1999. p 291-298
En esta ocasión he
seguido la recomendación del profesor y he escogido el tema de hernias
abdominales, pues ha dicho que podía resultar interesante y en este libro
vienen muy bien tanto apartados como dibujos.
Para comenzar definiré lo que es una hernia. Es una
zona de debilidad en la pared muscular del abdomen por donde hace protrusión de
la cavidad, por un orificio congénito o adquirido, una porción de las vísceras
(generalmente intestino o epiplón) que se sitúan en el interior de una
formación sacular del peritoneo parietal formando una tumoración subcutánea de
tamaño variable que aumenta al incrementarse la presión abdominal.
Ahora vamos a hacer una
clasificación según varios
criterios: A) Por su situación anatómica:
inguinal, crural o femoral, epigástrica, umbilical, hipogástrica, ventral,
ciática, lumbar, obturatoria, supravesical, perineal y diafragmática. B) Por su origen etiopatológico: congénitas
(desde el nacimiento hay un saco peritoneal donde se insinúa la hernia
inmediatamente después del nacimiento o después) o adquiridas (por la
existencia de zonas débiles en las paredes abdominales). C) Por la posibilidad de su reducción:
reductibles, irreductibles y estranguladas. D) Tipos especiales de hernias: eventración (salida de las vísceras
abdominales sin el revestimiento peritoneal pero recubiertas por la piel) y
evisceración (salida de las vísceras por fallo de la pared abdominal por causa
congénita o defecto en el cierre de una herida en una operación).
Como siempre procuro
hacer, finalizaré con una descripción de cómo sería el proceso de enfermería.
En la valoración se hará una entrevista en la que se refleja la edad,
el sexo, la constitución corporal, peso y talla. Se reseñarán los antecedentes
de otros trastornos médicos concurrentes, uso de medicación, trabajo
(esfuerzos) y, sobre todo, si ha habido hernias previas. También una exploración física, en la cual, se
realizarán las típicas técnicas de inspección, palpación, percusión y
auscultación. Procedemos con los diagnósticos
posteriormente, que pueden ser: déficit de conocimientos del proceso
patológico, reducción del volumen de líquidos por la pérdida de secreciones
intestinales, secundaria a la obstrucción y al vómito y dolor por la distensión
abdominal y por el aumento del peristaltismo causado por la obstrucción antes
de la intervención y en el postoperatorio.
En cuanto a las intervenciones y en relación con los
diagnósticos anteriores podemos citar: proporcionar información acerca de la
anatomía y fisiología de la pared abdominal, del orificio herniario… informar
de aspectos preoperatorios y postoperatorios, administrar líquidos intravenosos,
vigilar las constantes vitales, observar la diuresis, aconsejar los cuidados de
la boca, efectuar el balance electrolítico, explicar los inconvenientes del uso
de analgésicos antes de la intervención, diferenciar cualitativa y
cuantitativamente las características del dolor pre y postoperatorio… Así
podemos esperar los siguientes resultados:
el paciente conocerá el proceso de su afección y aprenderá a controlar
situaciones derivadas de los síntomas, hidratar la piel y las mucosas y que
habrán desaparecido las molestias intestinales y los ruidos serán normales.
Para terminar, incluiré
tres conclusiones: 1) Una hernia es
una manifestación clínica frecuente, en principio benigna, que se detecta con
facilidad y cuyo tratamiento casi siempre es quirúrgico. 2) Recomendar a
nuestros pacientes la observación de la hernia para evitar complicaciones. 3)
La resolución de la hernia, tanto de forma definitiva (quirúrgica) como
transitoria (ortopédica), es un procedimiento fácil de realizar y de aplicar,
pero hay que informar de la posibilidad de recidiva y/o del aumento de tamaño y
de los síntomas en la tratada conservadoramente.
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