miércoles, 12 de noviembre de 2014

BIBLIOGRAFÍA 9: Hernias abdominales.



  • Guisado Barrilado R. Problemas de la pared abdominal: hernias. En: Rayón E. Manual de Enfermería Medico-quirúrgica. Vol 1. Madrid: Editorial Síntesis; 1999. p 291-298


En esta ocasión he seguido la recomendación del profesor y he escogido el tema de hernias abdominales, pues ha dicho que podía resultar interesante y en este libro vienen muy bien tanto apartados como dibujos.

Para comenzar definiré lo que es una hernia. Es una zona de debilidad en la pared muscular del abdomen por donde hace protrusión de la cavidad, por un orificio congénito o adquirido, una porción de las vísceras (generalmente intestino o epiplón) que se sitúan en el interior de una formación sacular del peritoneo parietal formando una tumoración subcutánea de tamaño variable que aumenta al incrementarse la presión abdominal.

Ahora vamos a hacer una clasificación según varios criterios: A) Por su situación anatómica: inguinal, crural o femoral, epigástrica, umbilical, hipogástrica, ventral, ciática, lumbar, obturatoria, supravesical, perineal y diafragmática. B) Por su origen etiopatológico: congénitas (desde el nacimiento hay un saco peritoneal donde se insinúa la hernia inmediatamente después del nacimiento o después) o adquiridas (por la existencia de zonas débiles en las paredes abdominales). C) Por la posibilidad de su reducción: reductibles, irreductibles y estranguladas. D) Tipos especiales de hernias: eventración (salida de las vísceras abdominales sin el revestimiento peritoneal pero recubiertas por la piel) y evisceración (salida de las vísceras por fallo de la pared abdominal por causa congénita o defecto en el cierre de una herida en una operación).


Como siempre procuro hacer, finalizaré con una descripción de cómo sería el proceso de enfermería

En la valoración se hará una entrevista en la que se refleja la edad, el sexo, la constitución corporal, peso y talla. Se reseñarán los antecedentes de otros trastornos médicos concurrentes, uso de medicación, trabajo (esfuerzos) y, sobre todo, si ha habido hernias previas. También una exploración física, en la cual, se realizarán las típicas técnicas de inspección, palpación, percusión y auscultación. Procedemos con los diagnósticos posteriormente, que pueden ser: déficit de conocimientos del proceso patológico, reducción del volumen de líquidos por la pérdida de secreciones intestinales, secundaria a la obstrucción y al vómito y dolor por la distensión abdominal y por el aumento del peristaltismo causado por la obstrucción antes de la intervención y en el postoperatorio.
En cuanto a las intervenciones y en relación con los diagnósticos anteriores podemos citar: proporcionar información acerca de la anatomía y fisiología de la pared abdominal, del orificio herniario… informar de aspectos preoperatorios y postoperatorios, administrar líquidos intravenosos, vigilar las constantes vitales, observar la diuresis, aconsejar los cuidados de la boca, efectuar el balance electrolítico, explicar los inconvenientes del uso de analgésicos antes de la intervención, diferenciar cualitativa y cuantitativamente las características del dolor pre y postoperatorio… Así podemos esperar los siguientes resultados: el paciente conocerá el proceso de su afección y aprenderá a controlar situaciones derivadas de los síntomas, hidratar la piel y las mucosas y que habrán desaparecido las molestias intestinales y los ruidos serán normales.
Para terminar, incluiré tres conclusiones: 1) Una hernia es una manifestación clínica frecuente, en principio benigna, que se detecta con facilidad y cuyo tratamiento casi siempre es quirúrgico. 2) Recomendar a nuestros pacientes la observación de la hernia para evitar complicaciones. 3) La resolución de la hernia, tanto de forma definitiva (quirúrgica) como transitoria (ortopédica), es un procedimiento fácil de realizar y de aplicar, pero hay que informar de la posibilidad de recidiva y/o del aumento de tamaño y de los síntomas en la tratada conservadoramente.
 

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