BIBLIOGRAFÍA 7: CIRROSIS HEPÁTICA
Gónzalo MG, María Dolores N. Traumatismos esofágicos.
Divertículos. En: Jaime A, María Ángeles A, José Ignacio A, Itziar A.
Enfermería Médico-quirúrgica. Vol 2. Madrid: Editorial Tébar; 2000. P 155-158.
He escogido este libro porque me ha parecido que proporciona de la información necesaria sobre la cirrosis hepática.
La cirrosis hepática es básicamente un concepto morfológico
cuya característica principal es la desaparición de la arquitectura histológica
normal del hígado. En su lugar, los hepatocitos se disponen en forma de acúmulos
celulares que constituyen los denominados nódulos de regeneración, que pueden
ser de tamaño variable y quedan separados unos de otros por tractos conjuntivos
más o menos inflamados y esclerosos que contienen los elementos vasculares.
En la patogenia de la cirrosis, el fenómeno inicial y más
importante es la necrosis celular.
En su etiología, la causa más frecuente en nuestro medio
pero no la única, es el consumo de alcohol. No todos los alcohólicos
desarrollan cirrosis. Otros factores etiológicos son las hepatitis víricas como
la hepatitis C que desarrolla cirrosis en un 20-30% de los casos. Aunque existen
además otras causas que pueden derivar cirrosis.
Manifestaciones clínicas: en alrededor del 60% de los
casos, la clínica es florida y se diagnostican como cirrosis hepáticas activas
o descompensadas. En otro 20% de los
casos, los signos y los síntomas son mucho más discretos y sólo un examen
físico meticuloso y, sobre todo, una punción biopsia hepática, permitirán
establecer el diagnóstico de cirrosis. Finalmente, existe un tercer grupo de
pacientes (10-20%) que no presentan ninguna manifestación clínica evidente,
siendo la cirrosis un hallazgo de necropsia.
Pruebas diagnósticas: las únicas técnicas que permiten
establecer con plena seguridad el diagnóstico de cirrosis son la laparoscopia y
la biopsia hepática, aunque existen otras complementarias como la gammagrafía hepática
y la ecografía abdominal.
Pronóstico: la supervivencia de los pacientes con
cirrosis hepática compensada es relativamente prolongada, la mitad de estos enfermos
están 10 años vivos después del diagnóstico. Sin embargo una vez que han
aparecido complicaciones el pronóstico es malo a corto plazo. La probabilidad
de supervivencia 3 años después de la descompensación de la enfermedad es
alrededor del 30%.
Tratamiento: el paciente cirrótico compensado no requiere
ningún tratamiento. Se recomienda dejar de beber alcohol, evitar los sedantes, los antiinflamatorios,…
En la cirrosis avanzada, el trasplante hepático constituye
teóricamente el tratamiento de elección.
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